Durante la primera mitad del siglo XIX, la revolución industrial se fue
desarrollando en los países europeos económicamente más fuertes, siguiendo de
cerca la iniciativa que Inglaterra tomó tempranamente. La evolución de la vida
económica de los países industrializados, durante el siglo XIX, nos muestra
claramente lo que podríamos denominar, de forma muy gráfica, el constante
interés de cada uno en convertirse en una gigantesca fábrica, que necesitara
abrir sus puertas a los productos primarios provenientes de todo el mundo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario