Los
dueños de las Fábricas buscaban la manera de bajar sus costos y aumentar las
ganancias, y encontraron en las ideas del ingeniero estadounidense Frederick
Taylor una ayuda invalorable. Algunos
llamaron a este método "organización científica del trabajo" y
otros, simplemente taylorismo.El método de Taylor consistía en calcular el
tiempo promedio para producir un determinado producto o una parte de él y
obligar al obrero a acelerar el ritmo de trabajo asimilándolo a una
máquina.
Esto se lograba a través de tres métodos fundamentales:
1) aislando a
cada trabajador del resto de sus compañeros bajo el estricto control del
personal directivo de la empresa, que le indicaba qué tenía que hacer y en
cuanto tiempo.
2) haciendo que cada trabajador produjera una parte del producto,
perdiendo la idea de totalidad y automatizando su trabajo y por último.
3)
pagando distintos salarios a cada obrero de acuerdo con la cantidad de piezas
producidas o con su rendimiento laboral. Esto fomentaba la competencia entre los propios compañeros y
aceleraba, aun más, los ritmos de producción.
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